Protocolo y lenguaje.


La relación entre el Protocolo y el nivel lingüístico es muy estrecha. El término protocolo, proviene del latín protocollum, y este a su vez del griego πρωτκολλον (protocollon).



Al igual que en el protocolo actual, lo entendemos como una secuencia ordenada, y  sabemos las reglas para, por ejemplo, ordenar las autoridades; en el uso del idioma también hemos de seguir unos procedimientos correctos para conseguir los fines que nos propongamos. 

Veamos las razones: 

1º- El lenguaje es el principal medio de comunicación entre las personas. Aunque recientes estudios afirman que un gran parte de la carga comunicativa recae en el lenguaje no verbal, en torno al 60%-80%; esta carga actúa  dando matices al discurso, cambiando su significado por la entonación, añadiendo color y gracia; pero aún así, el lenguaje no verbal se tiene que apoyar en el discurso, en la comunicación verbal. 
Fuente foto: periodicocamino.com

2º- Conseguir un correcto entendimiento de lo que deseamos expresar entre el emisor y el receptor, pero entre ellas el que usemos el nivel lingüístico necesario y adecuado a la situación, al contexto,  y al estatus;  las llamadas variedades diafásicas y diastráticas. Esto es, no podemos usar un lenguaje informal o inculto en un entrono formal: como un discurso; un congreso; una recepción de invitados.  Incluso tenemos que tener en cuenta las variedades diatópicas de cada lugar, no es lo mismo tener un auditorio repleto de españoles, argentinos o mexicanos; la misma palabra puede tener distintos sentidos según la zona geográfica.

Fuente Foto: pasosparaserlider.wordpress.com

3º-El lenguaje, tanto escrito como hablado, es una proyección más, o aspecto, de nuestra imagen personal. Las faltas de ortografía, los modismos, la incorrección fonética, la selección de palabras cargadas de asociaciones negativas, un vocabulario pobre y repetitivo , y otros malos usos del idioma;  suponen en sí mismos que automáticamente nuestro interlocutor, o interlocutores, tengan una mala percepción de nosotros. Ejemplo de esto no nos faltan: todos podemos recordar el “estar en el candelabro” de cierta famosa, o, el deportista de élite que era capaz de repetir hasta el hastío la palabra “bien” en una intervención televisiva de un minuto.  O incluso peor, tener errores ortográficos o de estilo en comunicados oficiales. 
Fuente foto: nuevotiempo.org

En próximos  post, comentaremos la relación pragmática entre lenguaje y cortesía.

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